viernes, 31 de agosto de 2007

La revolución social de la humildad


Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap., predicador de la Casa Pontificia, a la liturgia del próximo domingo, XXII del tiempo ordinario.

Eclesiástico 3, 19-21.30-31; Hebreos 12, 18-19.22-24a; Lucas 14, 1.7-14


En lo que hagas, ¡sé modesto!


El inicio del Evangelio de este domingo nos ayuda a corregir un prejuicio sumamente difundido. «Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente».

Al leer el Evangelio desde un cierto punto de vista, se ha acabado haciendo de los fariseos el modelo de todos los vicios: hipocresía, doblez, falsedad; los enemigos por antonomasia de Jesús. Con estos significados negativos, el término «fariseo» ha pasado a formar parte del diccionario de nuestra lengua y de otras muchas.

Semejante idea de los fariseos no es correcta. Entre ellos había ciertamente muchos elementos que respondían a esta imagen y Cristo se enfrenta duramente con ellos. Pero no todos eran así. Nicodemo, que va a ver a Jesús de noche y que después le defiende ante el Sanedrín, era un fariseo (Cf. Juan 3,1; 7, 50 y siguientes). También era fariseo Saulo, antes de la conversión, y era ciertamente una persona sincera y celosa, aunque todavía no estaba bien iluminado. Fariseo era Gamaliel, quien defendió a los apóstoles ante el Sanedrín (Cf. Hechos 5, 34 y siguientes).

Las relaciones de Jesús con los fariseos no fueron sólo conflictivas. Compartían muchas veces las mismas convicciones, como la fe en la resurrección de los muertos, en el amor de Dios y el compromiso como primer y más importante mandamiento de la ley. Algunos, como en nuestro caso, incluso le invitan a comer en su casa.

Hoy se considera que más que los fariseos, quienes quisieron la condena de Jesús fueron los saduceos, a quienes pertenecía la casta sacerdotal de Jerusalén.Por todos estos motivos, sería sumamente deseable dejar de utilizar el término «fariseo» en sentido despreciativo. Ayudaría al diálogo con los judíos que recuerdan con gran honor el papel desempeñado por la corriente de los fariseos en su historia, especialmente tras la destrucción de Jerusalén.

Durante la comida, aquel sábado, Jesús ofreció dos enseñanzas importantes: una dirigida a los «invitados» y otra al «anfitrión». Al dueño de casa, Jesús le dijo (quizá cara a cara o en presencia sólo de sus discípulos): «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos…». Es lo que hizo el mismo Jesús, cuando invitó al gran banquete del Reino a los pobres, a los afligidos, a los humildes, a los hambrientos, a los perseguidos (las categorías de personas mencionadas en las Bienaventuranzas).

Pero en esta ocasión quisiera detenerme a meditar en lo que Jesús dice a los «invitados». «Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar…». Jesús no quiere dar consejos de buena educación. Ni siquiera pretende alentar el sutil cálculo de quien se pone en última fila, con la escondida esperanza de que el dueño le pida que se acerque. La parábola en esto puede dar pie a equívoco, si no se tiene en cuenta el banquete y el dueño de los que Jesús está hablando. El banquete es el universal del Reino y el dueño es Dios.

En la vida, quiere decir Jesús, escoge el último lugar, trata de contentar a los demás más que a ti mismo; sé modesto a la hora de evaluar tus méritos, deja que sean los demás quienes los reconozcan y no tú («nadie es buen juez en su casa»), y ya desde esta vida Dios te exaltará. Te exaltará con su gracia, te hará subir en la jerarquía de sus amigos y de los verdaderos discípulos de su Hijo, que es lo que realmente cuenta.Te exaltará también en la estima de los demás.

Es un hecho sorprendente, pero verdadero. No sólo Dios «se inclina ante el humilde y rechaza al soberbio» (Cf. Salmo 107,6); también el hombre hace lo mismo, independientemente del hecho de ser creyente o no. La modestia, cuando es sincera, no artificial, conquista, hace que la persona sea amada, que su compañía sea deseada, que su opinión sea deseada. La verdadera gloria huye de quien la persigue y persigue a quien la huye.Vivimos en una sociedad que tiene suma necesidad de volver a escuchar este mensaje evangélico sobre la humildad. Correr a ocupar los primeros lugares, quizá pisoteando, sin escrúpulos, la cabeza de los demás, son característica despreciadas por todos y, por desgracia, seguidas por todos. El Evangelio tiene un impacto social, incluso cuando habla de humildad y modestia.

jueves, 30 de agosto de 2007

Avisos Parroquiales. Domingo 2 de setiembre 2007

- en la colecta del domingo pasado reunimos S/ 460,00, lo que nos ha permitido entregar a las vícitimas del terremoto, fruto de su generosidad, un total de S/ 1.060,00. Gracias.
- Iniciamos esta semana la MISIÓN MARIANA PARROQUIAL, personas de la parroquia se acercarán a nuestros hogares ofreciéndonos la posibilidad de que cada familia se consagre a la Virgen María. Pongamos en las manos de nustra Señora esta misión, sabiendo que es ella quien nos envía a recordar a sus hijos que pertenecen a Jesús.
- el domingo 2 a las 4 de la tarde hay reunión de los misoneros y ceremonia del envío.
- el lunes 3 a las 8:00 de la noche hay reunión del Consejo de Pastoral.
- el lunes 3 en el auditorio del colegio san Juan, en el Jr. Independencia se celebra la SEMANA NACIONAL DE LA FAMILIA. Cada día a las 7:00 pm.

viernes, 24 de agosto de 2007

Domingo 26 de agosto

Entrar por la puerta estrecha
Existe un interrogante que siempre ha agobiado a los creyentes: ¿son muchos o pocos los que se salvan? En ciertas épocas, este problema se hizo tan agudo que sumergió a algunas personas en una angustia terrible. El Evangelio de este domingo nos informa de que un día se planteó a Jesús este problema: «Mientras caminaba hacia Jerusalén, uno le dijo: "Señor, ¿son pocos los que se salvan?"».
La pregunta, como se ve, trata sobre el número, sobre cuántos se salvan: ¿muchos o pocos? Jesús, en su respuesta, traslada el centro de atención de cuántos se salvan a cómo salvarse, esto es, entrando «por la puerta estrecha».Es la misma actitud que observamos respecto al retorno final de Cristo. Los discípulos preguntan cuándo sucederá el regreso del Hijo del hombre, y Jesús responde indicando cómo prepararse para esa venida, qué hacer en la espera (Mt 24, 3-4). Esta forma de actuar de Jesús no es extraña o descortés. Sencillamente es la manera de obrar de alguien que quiere educar a sus discípulos para que pasen del plano de la curiosidad al de la verdadera sabiduría; de las cuestiones ociosas que apasionan a la gente a los verdaderos problemas que importan en la vida.
En este punto ya podemos entender lo absurdo de aquellos que, como los Testigos de Jehová, creen saber hasta el número preciso de los salvados: ciento cuarenta y cuatro mil. Este número, que recurre en el Apocalipsis, tiene un valor puramente simbólico (12 al cuadrado, el número de las tribus de Israel, multiplicado por mil) y se explica inmediatamente con la expresión que le sigue: «una muchedumbre inmensa que nadie podría contar» (Ap 7, 4.9). Además, si ese fuera de verdad el número de los salvados, entonces ya podemos cerrar la tienda, nosotros y ellos. En la puerta del paraíso debe estar colgado, desde hace tiempo, como en la entrada de los aparcamientos, el cartel de «Completo».
Por lo tanto, si a Jesús no le interesa tanto revelarnos el número de los salvados como el modo de salvarse, veamos qué nos dice al respecto. Dos cosas sustancialmente: una negativa, una positiva; primero, lo que no es necesario, después lo que sí lo es para salvarse. No es necesario, o en cualquier caso no basta, el hecho de pertenecer a un determinado pueblo, a una determinada raza, tradición o institución, aunque fuera el pueblo elegido del que proviene el Salvador. Lo que sitúa en el camino de la salvación no es un cierto título de propiedad («Hemos comido y bebido en tu presencia...»), sino una decisión personal seguida de una coherente conducta de vida. Esto está más claro aún en el texto de Mateo, que contrapone dos caminos y dos entradas, una estrecha y otra ancha (Mateo 7, 13-14).
¿Por qué a estos dos caminos se les llama respectivamente el camino «ancho» y el «estrecho»? ¿Es tal vez el camino del mal siempre fácil y agradable de recorrer y el camino del bien siempre duro y fatigoso? Aquí hay que estar atentos para no caer en la frecuente tentación de creer que todo les va magníficamente bien, aquí abajo, a los malvados, y sin embargo todo les va siempre mal a los buenos. El camino de los impíos es ancho, sí, pero sólo al principio; a medida que se adentran en él, se hace estrecho y amargo. Y en todo caso es estrechísimo al final, porque se llega a un callejón sin salida. El disfrute que en este camino se experimenta tiene como característica que disminuye a medida que se prueba, hasta generar náusea y tristeza. Ello se ve en ciertos tipos de ebriedades, como la droga, el alcohol, el sexo. Se necesita una dosis o un estímulo cada vez mayor para lograr un placer de la misma intensidad. Hasta que el organismo ya no responde y llega la ruina, frecuentemente también física.
El camino de los justos en cambio es estrecho al comienzo, cuando se emprende, pero después se transforma en una vía espaciosa, porque en ella se encuentra esperanza, alegría y paz en el corazón.
Fr. R. Cantalamessa, Ofm Cap.

martes, 21 de agosto de 2007

Un granito de arena... nuestro

Paz y bien
Esta tarde hemos entregado los víveres y ropa que se han recogido en la Iglesia de la Santísima Trinidad y en San Luis.
También hemos entregado en la caja del arzobispado S/ 600.00 de la colecta de este fin de semana.
Puede parecer poco, pero para lo que es habitual entre nosotros es un paso de gigante: Dios nos bendecirá por nuestra generosidad.
Recordamos que aún podemos entregar víveres y ropa asñi como que las colectas del próximo fin de semana se destinarán de igual manera a las víctimas del terremoto.

sábado, 18 de agosto de 2007

Mensaje de los OBISPOS del PERU ante los desastres del terremoto del "sur chico"


Los Obispos del Perú acompañamos a todo el pueblo peruano en estas horas de dolor y consternación por el gran sismo ocurrido el día de ayer miércoles 15 de Agosto.

Expresamos nuestras sentidas condolencias a todos los familiares de las personas fallecidas. Elevamos nuestras oraciones por las almas de esos seres queridos.

Asimismo deseamos ser expresión de solidaridad con todos los afectados: heridos, ancianos y niños.Este terremoto debe ser motivo especial de oración dirigida a Dios por todas las familias que están sufriendo. La solidaridad humana y cristiana nos impulsa a estar muy cercanos a todas las personas afectadas por esta terrible tragedia. Es momento de prueba pero también de firmeza, esperanza, unidad y amor.

La Iglesia en el Perú propone una acción solidaria y urgente a través de los donativos y colectas. Para ello presentamos unas acciones encaminadas a socorrer a las personas damnificadas:

a. La apertura de una Cuenta del Banco de Crédito en Soles cuyo Número es 1931586582-0-79

b. Una Cuenta del Banco de Crédito en Dólares Nº 1931586951-1-16.

c. Para cualquier consulta llamar al Teléfono de CARITAS PERU 613-5200.

d. Las Parroquias de todas las diócesis del Perú realizarán una colecta Pro-damnificados los domingos 19 y 26 del presente mes.

e. Caritas del Perú, las Parroquias y las Cáritas diocesanas recibirán ropa, enseres y alimentos que serán canalizados por la Cáritas Nacional a fin de hacerlos llegar a los afectados por el Sismo.

Animamos e invitamos a las personas, Instituciones y Empresas para que sean generosos en esta emergencia nacional que ha enlutado y es causa de sufrimiento para nuestros hermanos inmersos en la tragedia sufrida.

Imploramos al Señor su Misericordia; pedimos a La Santísima Virgen María su intercesión en este mes en que el Perú será consagrado a ella, al culminar el Congreso Eucarístico Nacional que se celebrará del 25 al 30 de agosto en la ciudad de Chimbote.

16 de Agosto de 2007

La Presidencia de la Conferencia

Monseñor Miguel Cabrejos, Presidente de la CEP

Monseñor Javier del Río, Primer Vicepresidente de la CEP

Cardenal Juan Luis Cipriani, Segundo Vicepresidente de la CEP

Monseñor Juan José Larrañeta, Secretario General de la CEP

martes, 14 de agosto de 2007

Avisos Parroquiales. Domingo 18 de agosto del 2007

- el próximo fin de semana se da inicio al CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL en la vecina ciudad de CHIMBOTE. Se calcula que participarán unas 1.500 personas de todo el país. A su término, el 30 de agosto, coincidiendo con la solemnidad de Santa Rosa de Lima nuestros obispos CONSAGRARÁN EL PERÚ A LA VIRGEN MARÍA.
- el próximo domingo, en las misas, haremos la COLECTA de la CAMPAÑA COMPARTIR 2007. Este año lo que se recaude estará destinado a programas e iniciativas para afrontar el problema de la VIOLENCIA FAMILIAR. Seamos generosos y traigamos preparada nuestra aportación.
- para participar en el Congreso Eucarístico estamos viendo la posibilidad de acudir como parroquia en un medio de trasporte colectivo. Les informaremos en breve de los precios, pero mientras tanto las personas interesadas ya pueden pre-inscribirse. El viaje será el 30 de agosto saliendo a las 5:30 am y regresando en la tarde, hacia las 5:00 pm. Sería lindo que participen cuantos puedan de cada familia.
- La reunión de los que van a colaborar en la MISIÓN MARIANA PARROQUIAL será el sábado 25 a las 10:oo am, y para los que no puedan en esa fecha el domingo 26 a las 4:00 pm. Sean puntuales. En esta reunión se les informará de la metodología y nos organizaremos para la misión parroquial: nosotros evangelizaremos entre nuestros vecinos.

Nuestras insatisfacciones... y las tuyas?


Como saben, queremos aportar nuestra colaboración al PLAN ARQUIDICESANO DE PASTORAL, y para ello se nos ha pedido que hagamos, en un primer momento, el ANÁLISIS DE NUESTRA REALIDAD partiendo de la toma de conciencia de nuestras insatisfacciones.

Queremos recojer el mayor número de aportaciones posible, por ello, publicamos la CONCLUSIÓN de las aportaciones de los reperesentantes de los grupos de la parroquia con la esperanza de que quien desee haga llegar en los "comentarios" las suyas.

Agradezco a cada grupo la SINCERIDAD y la APERTURA a la hora de dar sus opiniones. Sólo lo que nos importa de verdad merece ser valorado y criticado.


Las conclusiones son las siguientes:

1.- De la GENTE, de nuestra gente, nos deja insatisfechos la poca integración y conciencia vecinal. Su escaso interés y compromiso contínuo en las actividades de la Parroquia.

2.- De los AGENTES DE PASTORAL echamos en falta una dedicación más contínua, deseamos ver al obispo entre nosotros, que los sacerdotes estén más tiempo presentes, que haya mayor integración entre los agentes de pastoral y que se favorezca el crecimiento de los grupos.

3.- De las ACTIVIDADES nos deja insatisfecho que no haya incitivas de gran acogida en cuanto a la formación en Biblia, cuestiones morales, etc. Que la participación en la liturgia sea escasa, no se desempeñen con resposabilidad los servicios litúrgicos. Que no tengamos organizada la asistencia a los necesitados, que nuestras acciones de cara a los más pobres sean esporádicas y son coordinación.

4.- De las ESTRUCTURAS pensamos que deben proyectarse a la comunidad las construcciones que se han hecho (salones parroquiales), que la HOJA PARROQUIAL es poco leída y no debe ser el único medio de comunicación de los resultados de las actividades económicas.


... se dijeron muchas cosas más. He intentado poner aquellas en las que coincidimos, al tiempo que hacemos llegar al Arzobispado las aportaciones de cada uno de los grupos... y las que aparezcan en esta página hasta el día sábado 17.


Gracias por su colaboración.


sábado, 11 de agosto de 2007

11 agosto: SANTA CLARA DE ASIS


Cuando Clara tenía 18 años, San Francisco predicó en Asís los sermones cuaresmales en la Iglesia de San Jorge. Las palabras del "poverello" encendieron el corazón de la joven, quien fue a pedirle, en secreto, que la ayudase a vivir según el Evangelio. San Francisco la alentó en su deseo de dejarlo todo por Cristo. El día de Ramos de 1212, Clara asistió a la bendición de las palmas en la catedral. Todos los fieles se acercaban a recibir una rama de olivo, pero Clara se quedó en su sitio, presa de la timidez. Al ver esto, el obispo llevó la rama hasta el lugar en que se hallaba. Esa noche, Clara huyó de su casa y se dirigió al pueblo de Porciúncula, que distaba dos kilómetros de donde vivía San Francisco con su comunidad. Ahí cambió Clara sus finos vestidos por un hábito de penitente, que consistía en una túnica de tela burda y una cuerda de cinturón. San Francisco le cortó el cabello. Como éste no había fundado un convento para religiosas, consiguió alojamiento provisional para Clara en el claustro de las benedictinas de San Pablo, cerca de Bastia. Los parientes de Clara ya habían planeado para ella un matrimonio y en cuanto supieron lo que había pasado, decidieron sacarla del convento. Se cuenta que Clara se aferró con tal fuerza al altar, que desgarró los manteles cuando la arrancaron de ahí. La joven se descubrió la cabeza para que viesen sus cabellos cortados y dijo a sus amigos que Dios la había llamado a su servicio y que ella estaba dispuesta a responder. Al poco tiempo, fue a reunirse con Clara su hermana Inés, lo cual desencadenó una nueva persecución familiar. Más tarde, San Francisco trasladó a Clara e Inés a una casa contigua a la iglesia de San Damián, en las afueras de Asís, y nombró superiora a Clara. Al cabo de algunos años, había ya varios conventos de las clarisas en Italia, Francia y Alemania. La Beata Inés fundó una orden en Praga, donde tomó el hábito. Santa Clara y sus religiosas practicaban austeridades hasta entonces desconocidas en los conventos femeninos. No usaban calzado y dormian en el suelo, no comían carne nunca y sólo hablaban cuando era necesario o por caridad. Santa Clara imitó a la perfección el espíritu de pobreza de San Francisco. Gregorio IX acabó por conceder a las clarisas, en 1228, el "Privilegium Paupertatis" para que nadie pudiese obligarlas a tener posesiones. Además, Santa Clara como verdadera intérprete del espíritu y tradición franciscanos, redactó por su cuenta una regla que los refleja con fidelidad y que prohibe toda forma de propiedad individual o común. Inocencio IV no aprobó esta regla sino dos días antes de la muerte de la santa. Santa Clara murió el día de la fiesta de San Lorenzo, a los 60 años de edad, de los cuales 40 los consagró a la vida religiosa. Fue sepultada el 12 de agosto, en el cual la Iglesia celebra su fieta. El Papa Alejandro IV la canonizó en Agnani en 1255.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Avisos parroquiales Domingo 12 de agosto 2007


- El domingo próximo, 19 de agosto, comienza de nuevo la CATEQUESIS DE PRIMERA COMUNIÓN. Como siempre, a las 9 con la misa y después en los salones, cada niño o niña con sus catequistas.

- para los más jóvenes, los días 18 y 19 se celebra el Congreso Aquidiocesano Juvenil, en el Colegio Sagrado Corazón. Para información o inscripciones venir en horario de oficinas, de lunes a viernes de 6 a 7 pm.

- como ya se les ha notificado por escrito, hay reunión extraordinaria del Consejo de Pastoral el lunes 13 a las 8 de la noche.

- Terminamos en este domingo la Tómbola. Agradecemos de antemano la colaboración de todos y el próximo domingo informaremos de lo recaudado.


viernes, 3 de agosto de 2007

Palabra de Vida AGOSTO 2007



“Corramos resueltamente al combate que se nos presenta. Fijemos la mirada en Jesús.” (Heb.12, 1-2)
“Corramos resueltamente al combate que se nos presenta. Fijemos la mirada en Jesús.”
La vida de los cristianos a los cuales está dirigida esta Carta a los Hebreos sabe de pruebas y sufrimientos. A veces rozan el desaliento: ¿por qué no elegir un camino más fácil, por qué no claudicar?
En cambio, el autor del escrito invita a proseguir por el camino emprendido. Es difícil, cuesta, pero vivir el Evangelio conduce a la plenitud de la vida. Es más: anima a los cristianos a correr y a permanecer firmes aún bajo el peso de los padecimientos.
Como un atleta, también cada uno de los que decidimos seguir a Jesús necesitamos perseverancia para llegar a la meta, es decir: esa resistencia, esa capacidad de mantenernos en marcha que proviene de la convicción de que Dios está con nosotros, y de la decisión firme de querer llegar hasta el final.
Pero, sobre todo, se nos invita a mantener la mirada bien fija en Jesús, que nos ha precedido y nos guía. El, en efecto, especialmente cuando en la cruz se siente abandonado por el Padre, es el modelo del coraje, de la perseverancia, de la resistencia: supo permanecer firme en la prueba y volvió a confiarse en las manos de ese Dios por el cual se sentía abandonado.
“Corramos resueltamente al combate que se nos presenta. Fijemos la mirada en Jesús.”
Chiara Lubich habla con frecuencia del Jesús que afronta con coraje, sin claudicar, la prueba más grande: es el modelo de nuestra carrera y de cómo superar las pruebas. Cada uno de nuestros dolores o pruebas de la vida ya ha sido asumido como propio por Jesús en su abandono en la cruz.
Dejemos que sea ella misma la que nos indique cómo mantener la mirada fija en él. “¿Nos asalta el miedo? Acaso Jesús en la cruz, en su abandono, ¿no parece casi invadido por el miedo de que el Padre se haya olvidado de él?”
Cuando nos invade el desaliento, el desconsuelo, podemos mirar nuevamente a Jesús, que en ese momento “parece sumergido bajo la impresión de que en su pasión falta el aliento del Padre, como si estuviera perdiendo el valor de concluir su dolorosísima prueba (…). ¿Las circunstancias nos llevan a estar desorientados? Jesús, en aquel tremendo dolor, parece que ya no comprende nada de lo que le está sucediendo, puesto que grita ‘¿Por qué?’ (…) Y también, cuando nos sorprende la desilusión o nos sentimos heridos por un trauma, por una desgracia imprevista, por una enfermedad o por una situación absurda, podemos siempre recordar el dolor de Jesús abandonado que vivió personalmente todas estas pruebas y otras mil más”2.
En cualquier dificultad que tengamos, él está a nuestro lado, dispuesto a compartir con nosotros cada dolor.
“Corramos resueltamente al combate que se nos presenta. Fijemos la mirada en Jesús.”
¿Cómo vivir esta Palabra? Fijando la mirada en Jesús y acostumbrándonos a “llamarlo por su nombre en las pruebas de nuestra vida. Entonces le diremos: Jesús abandonado-soledad, Jesús abandonado-duda, Jesús abandonado-herida, Jesús abandonado-prueba, Jesús abandonado-desolación…
Al llamarlo así, él se sentirá descubierto y reconocido detrás de cada dolor y nos responderá con más amor y, al abrazarlo, se convertirá para nosotros en nuestra paz, nuestro consuelo, la valentía, el equilibrio, la salud, la victoria. Será la explicación de todo y la solución de todo”3.
“Corramos resueltamente al combate que se nos presenta. Fijemos la mirada en Jesús.”
Eso fue lo que le sucedió a Luisa cuando, hace unos años, encontró el comentario de esta Palabra de Vida. Ella misma cuenta: “La terrible noticia me cayó sin previo aviso: mi hijo mayor, de 29 años, había sufrido un accidente en la ruta y estaba gravísimo. Corrí al hospital con el corazón en la boca. Mi hijo estaba allí, inmóvil, ausente. Estaba desesperada. En esos días de espera angustiosa entré por casualidad en la capilla del hospital y encontré la Palabra de Vida que me invitaba a fijar la mirada en Jesús abandonado. Me detuve a leerla atentamente. Sí, me dije, habla precisamente de mi prueba… La sala de reanimación, ya sin esperanza, dejó de ser un martirio: fue un vínculo con el amor de Dios. Y fui capaz, estrechando la mano de mi hijo, de rezar por él que me dejaba. Murió, pero nunca lo sentí tan vivo”.
por Fabio Ciardi y Gabriela Fallacara

miércoles, 1 de agosto de 2007

Avisos parroquiales. 5 agosto 2007


- Pedimos a Dios por cada una de las parejas que hacen durante este fin de semana el RETIRO DE EVANGELIZACIÓN MATRIMONIAL promovido por el Movimiento BODAS DE CANA.

- Continuamos con la Tómbola que inciamos la semana pasada, los que han tenido suerte pueden probar de nuevo, y los que no intentarlo, que es para una buena causa.

- La Catequesis de Primera Comunión se iniciará de nuevo dentro de 15 días, el 19 de agosto, cuando los seminaristas diocesanos, terminadas sus vacaciones, regresen entre nosotros.

- el lunes 6 a las 8:00 de la noche hay CONSEJO DE PASTORAL en el salón san Antonio

- el martes 7 celebramos el aniversario de ordenación episcopal de Mons. Miguel Cabrejos, nuestro arzobispo. Les invitamos a todos a la misa de las 7:00 pm que ofreceremos por él.

LA FIESTA DEL PERDÓN


2 de agosto

Nuestra Señora de los Angeles.

FIESTA DE LA PORCIÚNCULA

San Francisco de Asís pidió a Cristo, mediante la intercesión de la Reina de los Ángeles, el gran perdón o «indulgencia de la Porciúncula», confirmada por mi venerado predecesor el Papa Honorio III a partir del 2 de agosto de 1216. Desde entonces empezó la actividad misionera que llevó a Francisco y a sus frailes a algunos países musulmanes y a varias naciones de Europa. Allí, por último, el Santo acogió cantando a «nuestra hermana la muerte corporal» (Cántico de las criaturas). De la experiencia del Poverello de Asís, la iglesita de la Porciúncula conserva y difunde un mensaje y una gracia peculiares, que perduran todavía hoy y constituyen un fuerte llamamiento espiritual para cuantos se sienten atraídos por su ejemplo. A este propósito, es significativo el testimonio de Simone Weil, hija de Israel fascinada por Cristo: «Mientras estaba sola en la capillita románica de Santa María de los Angeles, incomparable milagro de pureza, donde san Francisco rezó tan a menudo, algo más fuerte que yo me obligó, por primera vez en mi vida, a arrodillarme» (Autobiografía espiritual). La Porciúncula es uno de los lugares más venerados del franciscanismo, no sólo muy entrañable para la Orden de los Frailes Menores, sino también para todos los cristianos que allí, cautivados por la intensidad de las memorias históricas, reciben luz y estímulo para una renovación de vida, con vistas a una fe más enraizada y a un amor más auténtico. Por tanto, me complace subrayar el mensaje específico que proviene de la Porciúncula y de la indulgencia vinculada a ella” Con estas palabras comenzaba el mensaje de Juan Pablo II en 1999, dirigido al Ministro General de la Orden Franciscana, en la reapertura de la Basílica y de la capilla de la Porciúncula.
¿QUÉ OCURRIÓ EN LA PORCIÚNCULA?
Cuenta Doña Emilia de Pardo Bazán en su “Vida de San Francisco” que una noche, en el monte cercano a la Porciúncula, ardía Francisco de Asís en ansias de la salvación de las almas. Un ángel le ordenó bajar del monte a su Santa María de los Angeles. Allí vio a Jesucristo, a su Madre y a multitud de espíritus. Oyó la voz de Jesús: - Pues tantos son tus afanes por la salvación de las almas, pide, Francisco, pide. Francisco pidió una indulgencia plenaria, que se ganase con sólo entrar confesado y contrito en aquella capilla de los Ángeles.- Mucho pides, Francisco, pero accedo contento. Acude a mi Vicario, que confirme mi gracia. Al alba, tomó el camino de Perusa, acompañado de Maseo de Marignano. Estaba en Perusa el Papa Honorio III. - Padre Santo -dijo Francisco, en honor de María he reparado una iglesia; hoy vengo a solicitar para ella indulgencia. Dime cuántos años e indulgencias pides.- Padre Santo -replicó Francisco-, lo que pido no son años, sino almas. No puede conceder esto la Iglesia -objetó el Papa.- Señor -replicó Francisco-, no soy yo, sino Jesucristo, quien os lo ruega. En esta frase hubo tal calor, que ablandó el ánimo de Honorio, moviéndole a decir: - Me place, me place, me place otorgar lo que deseas. Y llamó a Francisco: -Otorgo, pues, que cuantos entren confesados en Santa María de los Ángeles sean absueltos de culpa y pena; esto todos los años perpetuamente, mas sólo en el espacio de un día natural. Bajó Francisco la cabeza en señal de aprobación, y sin despegar los labios salió de la cámara. - ¿Adónde vas, hombre sencillo? -gritó el Papa-. Me basta -respondió Francisco- lo que oí; si la obra es divina, Dios se manifestará en ella. Sirva de escritura la Virgen, Cristo el notario y testigos los ángeles. Y se volvió de Perusa a Asís. Llegando a Collestrada, se desvió de sus compañeros para desahogar su corazón en ríos de lágrimas; al volver de aquel estado de plenitud y de gozo, llamó a Maseo a voces: ¡Maseo, hermano! De parte de Dios te digo que la indulgencia que obtuve del Pontífice está confirmada en los cielos.
RETRASO
El tiempo corría el tiempo sin que Honorio autorizara la indulgencia; el retraso atribulaba a Francisco. En una fría noche de enero se encontraba abismado. Impensadamente pensó que obraba mal, que faltaba a su deber trasnochando y extenuándose a fuerza de vigilias, siendo un hombre cuya vida era tan esencial para el sostenimiento de su Orden. Pensó que tanta penitencia pararía en enflaquecer y perder su razón, y le entró congoja. Para desechar esta tentación, nacida del cansancio de su cuerpo, se levantó, y se arrojó sobre una zarza, revolcándose en ella. Manaba sangre de su piel, y se cubría el zarzal de rosas, como las de mayo. Francisco se encontró rodeado de ángeles que cantaban a coro:- Ven a la iglesia; te aguardan Cristo y su Madre. Francisco se levantó transportado y caminó luminoso. Sobre su cuerpo veía Francisco un vestido transparente como el cristal. Cogió de la zarza florida doce rosas blancas y doce rojas, y entró en la capilla. Allí estaban Cristo y su Madre, con innumerables ángeles. Francisco cayó de rodillas. María se inclinó hacia su hijo, y éste habló así: - Por mi madre te otorgo lo que solicitas; y sea el día aquel en que mi apóstol Pedro, encarcelado por Herodes, vio milagrosamente caer suscadenas (1 de agosto). Ve a Roma; notifica mi mandamiento a mi Vicario; llévale rosas de las que han brotado en la zarza; yo moveré su corazón. Francisco se levantó, fue a Roma con Bernardo de Quintaval, Ángel de Rieti, Pedro Catáneo y fray León, la ovejuela de Dios.
TRES ROSAS
Se presentó al Papa llevando en sus manos tres rosas encarnadas y tres blancas de las del prodigio. Intimó a Honorio de parte de Cristo que la indulgencia había de ser en la fiesta de San Pedro ad Víncula. Le ofreció las rosas, frescas y fragantes. Se reunió el Consistorio, y ante las flores que representaban en enero la primavera, fue confirmada la indulgencia.
Escribió el Papa a los obispos circunvecinos de la Porciúncula, citándoles para que se reunieran en Asís el primer día de Agosto, a fin de promulgar la indulgencia solemnemente. «En el día convenido apareció Francisco en un palco con los siete obispos a su lado, y pronunció una plática ferviente sobre la indulgencia. Los obispos se indignaron, y cuando el obispo de Asís se levantó resuelto a proclamar la indulgencia por diez años solos, en vez de esto repitió las palabras de Francisco; unos después de otros, reprodujeron los obispos el primer anuncio.
LA PORCIUNCULA
Durante muchos años, fue sólo conocida oralmente la indulgencia de la Porciúncula. Medio siglo después del tránsito de Francisco hallamos el primer documento de Benito de Arezzo, que dice así: «En el nombre de Dios, Amén. Yo Fray Benito de Arezzo, que estuve con el beato Francisco mientras aún vivía, y que por auxilio de la gracia fui recibido en su Orden por el mismo Padre Santísimo; yo que fui compañero de sus compañeros, y con ellos estuve frecuentemente, ya mientras vivía el santo Padre nuestro, ya después que se partió de este mundo, y con los mismos conferencié frecuentemente de los secretos de la Orden, declaro haber oído repetidas veces a uno de los compañeros del beato Francisco, llamado Fray Maseo de Marignano, que estuvo con el hermano Francisco en Perusa, en presencia del papa Honorio, cuando el santo pidió la indulgencia de todos los pecados para los que, contritos y confesados, viniesen al lugar de Santa María de los Ángeles (que por otro nombre se llama Porciúncula) el primer día de agosto, desde las vísperas de dicho día hasta las vísperas del día siguiente. La cual indulgencia, habiendo sido pedida por el beato Francisco, fue otorgada por el Sumo Pontífice, aunque él mismo dijo no ser costumbre en la Sede Apostólica conceder tales indulgencias». Del entusiasmo que en el pueblo despertaban las indulgencias podemos juzgar por las crónicas que refieren el acontecimiento que, estremeciendo hasta las últimas fibras de la conciencia de Dante, dio por resultado la Divina Comedia. La multitud que acudía a Asís a lucrar la indulgencia era enorme. El jubileo determinaba una suspensión de discordias y luchas: la tregua de Dios.
Sitiado Asís por las tropas de Perusa, el día 2 de Agosto se interrumpió el ataque, para que los peregrinos pudieran entrar en la villa para obtener la indulgencia. Gregorio XV, hizo extensivo el jubileo de la Porciúncula a todas las iglesias franciscanas del mundo. Según Fray Pánfilo de Magliano, la indulgencia fue concedida el año 1216, y en 1217 la proclamación solemne de la Porciúncula por siete obispos. La víspera del solemne día llamaba a los fieles la Campana de la Predicación; se cubría el campo de toldos y enramadas y acampaban al raso los peregrinos. Al lucir el nuevo sol se verificaba la ceremonia de la absolución, descrita por el Dante, en el canto IX del Purgatorio.

Jesús Marti Ballester